Cuando me enteré de que el grupo “Espíritu”
reaparecería en “vivo” luego de un paréntesis
de casi 20 años, la primer pregunta que me hice fue, sonarán
con esa mística que tanto los caracterizó en una “época
en el que el rock sinfónico si bien tenía muy buenos
grupos a nivel internacional, aquí en la Argentina ‘Espíritu’
era el ‘number one’ en ese género, no sólo
por la lírica y música sino también en las originales
y espectaculares puestas en escena de sus recitales.
Pero claro, cuando presencié el retorno ante una colmada sala
de un público exigente, muy conocedor del tema y para nada
neófito, me dije si está su “alma máter”
está todo ok, pues tanto en aquél momento del primer
“Espíritu” como en éste, Osvaldo Favrot,
sigue siendo no sólo su guía, cráneo creativo
y por sobre todas las cosas con esa inspiración casi mística
que hace funcionar todo el proyecto del grupo que está formado
por Osvaldo Favrot en guitarras eléctricas, acústicas
de 6 y 12 cuerdas, percusiones, teclado y procesadores. El sutil Ernesto
Romeo en sintetizadores y sistemas modulares, mellotron, samplers,
pianos eléctricos, piano acústico, órganos, clavinet,
vocaders, batería electrónica. La poderosa y a la vez
dulce voz de Pablo Guglielmino quien además hace coros y procesadores.
La firme muralla rítimica que imponen Federico Favrot en bajo
y Horacio Ardiles en Batería y percusión. Y, aunque
parezca exagerado, toda esta imponente parafernalia de instrumentos
y elementos técnicos estaban sobre el escenario del Ateneo,
que en las 2 hs. de recital se transformó en una especie de
Catedral del Rock Sinfónico, había retornado “Espíritu”.
Don Favrot y su grupo nos deleitó, en una puesta colmada de
cromáticos colores impuestos por las luces inteligentes y por
esa atmósfera casi máqica que creó la máquina
de humo, con un viaje muy placentero por las geografías cargadas
de gran refinamiento estético de los ya emblemáticos
y hasta diría “de culto” álbumes “Crisálida”
y “Libre y Natural”, sonando impecablemente con un sonido
actualizado, pero con esa misma mística del momento de su concepción.
Y aterrizamos escuchando “Fronteras Mágicas”, última
obra conceptual y leiv motiv del retorno del mítico grupo.
Esta obra no es más que la introspección que hace el
“ser humano” para ver si las cosas en este caótico
y “frío” mundo “sin fronteras” que
nos toca vivir puedan cambiar para salir de ese pozo de oscuridad,
incredulidad, demencia y abuso de poder en la que está inmersa
la humanidad.
En “Polarians” ya se vislumbra el caos de incomprensión
entre los seres del Planeta proponiendo buscar un camino para renacer,
buscar una voz que diga la verdad: “cosas que llevan al mar”,
para ello el grupo propone establecer sólo “Fronteras
Mágicas” y derribar toda otra frontera impuesta para
protegernos de la “ciudad de locos”, haciéndonos
ver las “psicosis 2002” y calmándonos con “un
viaje por los recuerdos”.
Propongo entonces conseguir el “CD” del grupo y sentarse
muy cómodamente en el living de vuestras casas, munirse de
un agradable trago y abrir vuestras mentes para escuchar esta propuesta
musical muy recomendable para estos tiempos de incertidumbre y mezquindad.